Seguimos hablando de los miembros de La Resistencia. Hoy, quiero hablarles de una de las pocas miembros que ya había pensado en revoluciones antes de La Resistencia: Rosa. Esta chica de raza negra de 15 años, toma su nombre de Rosa Parks. Es una muchacha delgada, con ojos oscuros y labios grandes. Perspicaz y decidida, aprendió desde niña a creer en la libertad y exigir justicia.
Su madre era esclava en una casa de campo, ahí había nacido y crecido y no conocía otra vida. Sin embargo, cuando tenía unos 16 años, conoció a un joven de raza negra que se había escapado de su amo y vivía en el bosque. Se enamoraron y un tiempo después ella se fugó con él.
Mientras vivían en el bosque tuvieron a Rosa y a otros dos niños. Sin embargo, cuando Rosa tenía 8 años, fueron capturados por esclavistas. Su madre y hermanos fueron vendidos a un señor feudal y no volvió a saber de ellos. Por su parte, ella y su padre fueron vendidos al dueño de unas grandes plantaciones.
Podríamos decir que tuvo suerte, ya que su amo nunca fue cruel con sus esclavos, sin embargo, su padre aborrecía su condición. Siempre le dijo que aquello estaba mal, que ellos eran personas y que no estaba bien como eran tratados. Mientras Rosa crecía, esas ideas se afianzaban en su mente y la hacían mantenerse digna, además de crecer su admiración por su padre.
Muchas veces ella y su padre intentaron fugarse, pero siempre eran descubiertos y castigados por ello. Los otros esclavos los miraban con recelo, temerosos de que su determinación trajera problemas a los demás. No obstante, Rosa seguía creyendo en una vida de libertad y respaldando a su padre en todos sus intentos de fuga.
Para su desgracia, cuando Rosa tenía 14 años, su amo murió, dejando su granja a cargo de su hijo, mucho más déspota. Lo primero que hizo este hijo fue aumentar las horas de trabajo de los esclavos e imponer un duro racionamiento de comida. El padre de Rosa estaba furioso y logró convencer a los otros esclavos de encerrarse en su precaria choza en lugar de trabajar, para exigir mejores condiciones.
El amo se puso furioso y después de ahumar la cabaña para obligarles a salir, amenazo con azotarles a todos si no delataban al organizador. El padre de Rosa, que no deseaba que nadie pagara por sus ideas, se declaró culpable y fue azotado frente a todos. A pesar del dolor nunca bajó la cabeza, ni suplico que se detuvieran, lo que hizo que el amo se ensañara contra él. Días después, murió a causa de las heridas.
Sin embargo, su ejemplo había sembrado una semilla de resistencia y su hija canalizó su dolor en organizar a los otros esclavos para resistir. Robaban comida adicional, se repartían las jornadas de trabajo para no agotar sus fuerzas y se cubrían unos a otros. A pesar de los azotes y las privaciones, su vida mejoró al crear comunidad y Rosa aprendió la fuerza de la unidad.
Para cuando cumplió los 15 años, era el centro de su comunidad, tenía más intentos de fuga que años vividos y su espalda ostentaba las cicatrices de múltiples azotes. Fue entonces que un nuevo joven llegó a la plantación y le hizo darse cuenta de que su lucha debía crecer.
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