Seguimos hablando de los nuevos rebeldes. Ahora hablaremos de un joven minero, dispuesto a mucho por amor. Isaak era un muchacho de cabello oscuro y ojos grises, el menor de muchos hijos y huérfano de madre, que trabajaba junto a su padre y hermanos en una de las minas de carbón del feudo. Nunca fue a la escuela y se limitaba a cumplir con su trabajo y su familia.
Tímido y hosco, acostumbrado a ser maltratado por el capataz, trataba de parecer invisible para no meterse en problemas. Comenzó a ayudar en la mina a los 9, pero no fue sino hasta los 13 que comenzó a trabajar dentro de ella.
Un día, cuando ya tenía 14 años, hubo un accidente en la mina. Estaba ayudando a preparar una nueva zona de excavación cuando hubo un derrumbe y quedó aplastado bajo las rocas. Cuando despertó, tenía un corte profundo en la cabeza y estaba completamente cubierto de polvo, pero fuera de eso estaba bien.
Se tambaleó fuera de la cueva, donde fue recibido por su padre. Al ver su herida, este lo llevó a casa de una curandera, que curo la herida ayudada por su hija. Esa chica era Isabel y a lo largo de la curación conversaron un poco.
El volvió a verla varias veces después de su accidente y comenzaron una relación. Tanto su padre como los padres de Isabel vieron esto con agrado e incluso Abraham, su protector hermano mayor, no tardó en volverse su amigo. Y cuando un año después, Isaak pidió la mano de Isabel en matrimonio, toda la familia celebró la perspectiva de una próxima boda.
Sin embargo, las decisiones de Abraham pondrán estos planes en juego y harán que Isaak se dé cuenta de lo mucho que está dispuesto a jugarse por amor.
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