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Esto es serio

Actualizado: 9 jul 2020


Los amigos de Eric se quedaron de piedra al ver ahí, nada más y nada menos que a la reina de Grolia. Marcus y Frederic fueron los primeros en arrodillarse y Adam y Will los siguieron rápidamente, este último dándole una mirada de desconcierto a Eric.


-Tal como ya dijo su majestad, la idea de traerlos aquí es formar una orden secreta de caballería- hablo Eric arrodillándose y besando la mano de la reina con delicadeza.

-Levantaos nobles caballeros- dijo Irina acercándose a la mesa- sir Eric me ha hablado del valor y las habilidades de cada uno de ustedes, así como sus deseos de traer la justicia y velar por la paz en nuestro reino. Todos deseamos lo mismo, pero antes de proceder debo saber si cuento con vosotros ¿se unirán a nuestra causa por la justicia? –


Los jóvenes se quedaron helados, si se unían a la reina pasarían a ser clandestinos y opositores al rey, y la noche anterior habían comprobado lo que eso podía significar. Sin embargo, esa joven hablaba con pasión de la justicia y había hecho mucho desde que era reina por los pobres y necesitados del reino.


-Cuente conmigo majestad- dijo Frederic acercándose a ella, sacando su espada y ofreciéndosela arrodillado- mi nombre es sir Frederic y juro que mi espada y mi vida estarán al servicio de su causa-


Uno a uno los cuatro jóvenes presentaron juramento a la reina y ella les fue colocando los collares del rubí, símbolo de su pertenencia a la orden. Era un símbolo discreto pero hermoso y para Irina y Eric tenía un significado muy profundo. Esa orden sería lo que podrían hacer juntos, más allá de ser amantes y ambos esperaban que prosperara.


-El rubí será nuestro símbolo y se referirán a mi como la dama del rubí- explico Irina volviendo a sentarse en el trono mientras los hombres se sentaban en la mesa- pelearán y actuarán en mi nombre, pero todo debe ser con suma discreción. Mi esposo no debe saber que esta orden está relacionada conmigo- añadió con amargura.


Después de esta información Irina despidió a los caballeros con instrucciones de buscar más miembros confiables para la orden. Solamente sir Eric se quedó atrás y cuando estuvieron solos la tomo por la cintura y la beso.


-Bueno mi flor, ya tienes toda una orden de caballeros a tu servicio ¿no era suficiente uno solo? - preguntó fingiendo ofenderse a lo que ella río y volvió a besarlo.


-No digas tonterías, sabes bien el motivo de esta orden y como se diferencia de lo que siento por ti- explico mirándolo con ojos de amor, con él a su lado, nada parecía imposible y podía pensar en emprender esta causa por la justicia.


Los meses siguientes se dedicaron a las obras de caridad. El invierno fue duro en aquel año y debieron repartir leña, pan y mantas en los barrios más pobres. Muchas de estas entregas fueron oficiales, a pesar de la mejor opinión del rey.


- ¡Si tienen hambre que trabajen! ¿Por qué debo mantenerlos con limosnas? - le gritó a Irina cuando ella le pidió más presupuesto para abrir nuevos comedores.


-Es invierno. La tierra no produce en invierno y la gente tiene hambre- insistió Irina llena de furia- son nuestro pueblo ¡no podemos dejarlos morir! -


-¡Haz lo que quieras! Pero si se vuelven unos limosneros no digas que no te lo advertí- estalló el rey dejando la sala con un portazo.


Cuando los fondos del Palacio no eran suficientes, los caballeros reunían su propio dinero e Irina vendía algunas de las joyas que menos le gustaban a su marido (para que no se diera cuenta de que habían desaparecido) y con ese capital compraban lo necesario para alimentar a las personas. Esas entregas se dejaban en las puertas por las noches o se repartían bajo los puentes donde los pordioseros dormían.


Una que otra ocasión ayudaron a personas a escapar con los Jaguares, pero a pesar de que eran cuidadosos sus oponentes no eran tontos y empezaron a sospechar que cada vez que intentaban deshacerse de alguien, esta persona misteriosamente se salvaba en el último momento. El rey estaba furioso y empezó a ponerse cada vez más paranoico, lo que hizo que el número de perseguidos y de refugiados en el bosque creciera rápidamente.


Irina y Eric trataban de mantener a la orden a flote, pero las cosas se complicaban, ahora que ya había 10 miembros, y tenían tantas causas distintas que atender. Entre las repartidas de comida, la red de información, mantener abastecido el campamento del bosque y los rescates a media noche, realmente tenían manos llenas.


Sin embargo, su amor florecía, a pesar de que Irina estaba comenzando a ser forzada a pasar la noche con su esposo para tener un heredero. Eso la llenaba de pesar y la hacía desear desaparecer, aunque sabía que era imposible. No obstante, Eric la consolaba durante el día y convirtieron el bosque en su hogar, pasando tiempo en el campamento y bailando con los forajidos alrededor de la fogata. Felices, juntos, esos bailes le recordaban a Irina porque hacían lo que hacían, mientras la gente estuviera feliz y segura, todo valía la pena.


Al final, tras algunos meses de que se les escaparan por los pelos, los Jaguares lograron capturar a una persona que algo sabía de los caballeros de la reina. Lo torturaron cruelmente y lograron averiguar la ubicación de los forajidos del bosque, donde esta persona creía que esos justicieros se ocultaban.


Los Jaguares no perdieron tiempo y prepararon sus fuerzas para atacar. Llevaron sus caballos, sus armaduras negras, escudos y pesadas espadas con ellos, así como a sus arqueros. Eran 12 talentosos guerreros, todos elegidos por sus habilidades con las armas, capacidad física y determinación de atacar sin vacilar.


Llegaron al campamento cabalgando sobre sus corceles negros y atacaron sin mirar, mientras los hombres sacaban sus propias e improvisadas armas para tratar de defenderse y las mujeres y niños intentaban de esconderse.


En medio del caos, uno de los hermanos de Jeremy logró salir del bosque y se dirigió a la cadena de cuevas donde sabía que los caballeros del rubí estaban reunidos. Sus pequeñas piernas corrían lo más rápido que podían porque sabía que era la única oportunidad de salvar su nuevo hogar.


Efectivamente encontró a los caballos afuera de la cueva y entro en ella como una exhalación, encontrándose con los caballeros en posición de defensa. Cuando vieron que era solo un niño se relajaron y Will exclamó.


- ¡Vaya sustito nos pusiste pequeño! ¿Por qué tanta prisa? -


-Tienen que ayudarnos- exclamó el niño entre jadeos.


-Siéntate pequeño y bebe un poco de agua, vienes muy agitado- dijo Irina solicita, levantándose de su silla para servir un vaso de agua y poniéndoselo al niño en las manos.


-Majestad- saludo el niño inclinándose, pero rechazando el vaso- no hay tiempo, los Jaguares, están atacando el campamento del bosque. Tienen que venir rápido o será muy tarde-


-Ya oyeron, ¡a las armas! - exclamó Eric corriendo a la entrada de la cueva seguido por sus compañeros.


-Tengan cuidado- murmuro Irina viéndolos correr rumbo a la batalla.


Los 10 caballeros montaron en sus caballos, Eric con el hermanito de Jeremy en el suyo y se dirigieron al bosque al galope. Sabían que eran menos que Los Jaguares, pero habían puesto mucho empeño en proteger el campamento del bosque, que desde que existían había crecido en número, en parte porque las familias de los dos mayores Sir Henry y Sir Walace habían pasado a vivir ahí. Por lo tanto, estaban más que dispuestos a luchar por protegerlos.


Cuando llegaron los forajidos estaban perdiendo, algunas precarias cabañas estaban incendiadas y las mujeres y niños intentaban aterrorizados esconderse en la espesura, mientras los hombres intentaban con hachas y arcos, combatir a los atacantes. La sangre corría en el suelo y los heridos trataban de esconderse entre los árboles, aunque lo cierto era que ya había algunos cuerpos.


- ¡Por la dama del rubí y por Grolia!- exclamó Will lanzándose a la batalla seguido por los demás, con sus armaduras plateadas brillando al sol y las caretas bajadas para proteger su identidad. Todos salvo Adam, que tenía la portentosa habilidad de disparar su arco a caballo, llevaban espadas y el choque de aceros fue brutal. Los caballos se encontraron entre el lodo provocado por la batalla y los hombres se enzarzaron en una lucha furiosa.


Algunos cayeron de sus caballos y pelearon desde el suelo, con escudos y espadas refulgiendo al sol y chocando en un cántico de muerte. Eric fue de los primeros en abandonar su montura y se enzarzo en el suelo con el líder de Los Jaguares, un hombre rubio llamado Sir Keith. La armadura negra de uno y la plateada del otro chocaron por la fuerza del enfrentamiento de sus espadas, mientras a su alrededor llovían las flechas y los hombres peleaban por sus vidas y las dos caras de la moneda.


Unos por los ideales del rey y otros por los de la reina, los primeros sin conocer los motivos de los segundos, pero ambos dispuestos a luchar hasta que solo un bando quedara en pie. Mientras luchaban el campamento quedo reducido a un desastre y los forajidos huyeron al bosque, en espera de que parara el combate.


- ¡Vámonos! - exclamó sir Keith entre el clamor de la batalla, dándose cuenta de que no podrían vencer a esos caballeros de cara cubierta. Estaban mejor preparados de lo que pensaban y necesitaban planear mejor como derrotarlos- ¡todo el mundo de vuelta a la Torre! - ordeno derribando a Eric de un hábil mandoble en la espada y recuperando su caballo para escapar.


Ante esto el resto de Los Jaguares emprendieron la retirada, lanzando mandobles y flechas para liberarse de los caballeros del rubí. Estos los atacaron con nuevo vigor, asegurándose de que todos huyeran y cuando se hubieron ido un grito de victoria salió de todas las gargantas.


Pero aún había mucho que hacer. Fueron por la reina y con ayuda de los forajidos comenzaron a apagar las llamas y tratar de salvar algunas cosas, mientras Irina coordinaba la atención de los heridos. Desde que habían creado el campamento se había vuelto experta en herbolaria y primeros auxilios y pronto, repartía instrucciones de hervir agua y traer ciertas hiervas para sanar a los heridos.


En medio del frenesí, mientras Adam ayudaba a acomodar los cuerpos para identificarlos se quedó helado.


-Eric- llamo con voz apenas audible alejando un cadáver de los demás.


Eric lo había escuchado a pesar del tono bajo que utilizo y se acercó seguido por Irina, que noto en su rostro que algo no estaba bien. Cuando vieron el cuerpo no pudieron contener una exclamación. Bajo la armadura negra se encontraba el cadáver sir Shod, uno de los principales miembros de Los Jaguares y el encargado de coordinar la vigilancia de la familia real.


-Esto es serio- fue lo único que pudo decir Irina antes de volverse a vomitar por la impresión y el miedo.


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